martes, 12 de agosto de 2008

A proóito de la institucionalidad ambiental

Es interesante la discusión que se planteará a partir de la "nueva institucionaldad ambiental". La solución planteada en el proyecto de ley (un ministerio y dos servicios públicos) parece a primera vista acertada. Sin embargo llama la atención que se haya tenido que crear un servicio público exclusivamente dedidado a la evaluación ambiental. Era realmente necesario? cuantos proyectos se someten al año al SEIA, y en qué regiones ello ocurre? Creo que la evaluación ambiental debería estar reservada como instrumento al órgano ministerial y a proyectos de interés nacional. Todo lo demás lo hubiese dejado a las regiones y los sectores.
Otra cosa que llama la atención es la "superintendencia". Normalmente esta clase de servicios se crearon para sectores de la economía altamente sensibles y regulados o que presatan servicios de utilidad pública (para no entrar en la discusión del concepto de servicio público). Pero resulta que aquí tenemos una mega superintendencia que deberá controlar toda actividad que en algún momento se sometió al SEIA.
En ambios casos (servicio de evaluación y superintendencia ambiental) no me parece muy proporcionado.

Creo que la solución venía por el derecho sustantivo y particularmente por el lado del derecho administrativo general, es decir, reglas claras sobre coordinación administrativa; reestructuración de las normas ambientales (son miles!!!); normas claras sobre derecho sancionador etc.

Pero Santa "OCDE" quería otra cosa...

viernes, 13 de junio de 2008

Privatización del Parque La Campana

Actualmente se encuentra en tramitación ante el Juzgado Civil de Limache una solicitud de constitución de una comunidad agrícola, presentada por el Ministerio de Bienes Nacionales a través de la SEREMI de la V Región y que beneficia a un grupo de personas de la comuna de Olmué. De concretarse dicha solicitud la comunidad recibirá en calidad de dueño una extensión de alrededor de 1700 hectáreas del Parque Nacional La Campana. Esta increíble situación se produce porque durante la administración del ex Presidente Lagos el entonces Secretario General de la Presidencia firmó un protocolo de acuerdo con dicho grupo de personas, autodenominada comunidad “Mariana de Osorio”. En dicho protocolo la autoridad reconocía pretendidos “derechos históricos” sobre terrenos del parque, que evidentemente son de propiedad del Fisco, y que a través de él, son de todos los chilenos. Evidentemente la categoría de “derechos históricos” carece de significación jurídica y sólo se explica por la presión política y por quién sabe qué clase de intereses detrás de la constitución de la comunidad agrícola.
La propia Contraloría General de la República había puesto de manifiesto en un dictamen muy fundado la ilegalidad de dicho proceder del gobierno, la CONAF hizo lo suyo en sendos informes que dan cuenta del dominio estatal indiscutido del parque y del tremendo riesgo que supone constituir la comunidad agrícola en terrenos del mismo. Por su parte, el Consejo de Defensa del Estado ha oficiado a los ministerios de bienes nacionales y general de la presidencia para poner de manifiesto la gravedad de la situación. Todo ello ha sido infructuoso y el gobierno ha perseverado inexplicablemente en la constitución de la comunidad. De llegar a constituirse la comunidad nada impedirá que los nuevos dueños del ex Parque Nacional La Campana puedan inmediatamente solicitar la subdivisión del predio y venderlo como parcelas. Sólo queda esperar y ver a cuánto saldrán las parcelas de agrado en la futura parcelación Parque Nacional “La Campana”. Por el bien del escaso entorno natural que nos queda en la zona central, espero estar equivocado.

Jorge Bermúdez Soto
Profesor de Derecho Administrativo y Ambiental
Escuela de Derecho PUCV

jueves, 13 de marzo de 2008

Estudiar Derecho y ciclismo

O como ganar una etapa de montaña sin irse por el despeñadero

Amable lector, usted puede pensar que esta relación es rebuscada y artificial, pero yo la encuentro del todo pertinente y clarificadora. Se la dedico a todos aquellos que han ganado algunas etapas de montaña, y sobre todo a aquellos que la enfrentarán por primera vez.

Comienza la carrera, el pelotón se mueve a una velocidad constante, con un desarrollo de turismo, así transcurren plácidos kilómetros, los corredores se conocen, se estudian unos a otros, hasta conversan, uno que otro repecho se presenta, lo que obliga a cambiar de desarrollo, pero el pelotón sigue junto, como un grupo de amigos de toda la vida. Es bonita la vida, vista desde la placidez del sillín ergonómico.
La primera campanada la da el primer grupo de escapados, obligan a cambiar de ritmo a salir a buscarlos. Malditos anónimos que no tienen nada que perder, ni nada mejor que hacer. Un poco de cámara, una bonificación por la meta volante, y el jefe de filas que ordena avanzar en abanico para protegerlo del viento. El paseo por la campiña terminó. El amago se neutraliza, después de todo nada que no se conociera, después de todo, somos la creme de nuestro deporte, los elegidos por esa crono individual que ahora se llama PSU.

Transcurridos unos pocos kilómetros que pueden ser meses, o semanas, cuando la etapa parecía condenada al tedio y al desconcierto, viene el primer puerto de montaña. Comienza abrupto y breve, con metas volantes que nos obligan a desprendernos de los demás. En la montaña el team sirve de poco, sólo uno que otro fiel escudero acompaña al líder marcándole el ritmo, indicándole que lo siga a su rueda. Cada meta volante, una bonificación para los escapados, un empate para el grupo, una penalización, tal vez el abandono para aquellos que la miraron con desprecio al comienzo. La montaña se venga, la montaña devora piernas, pero la montaña también premia.

Promediando la mitad de la etapa, el pelotón se ha disgregado, los equipos tratan de recomponer fuerzas aprovechando la tregua dada por la montaña. El jefe de filas ordena esperar al compañero de equipo caído, mal que mal estaba dentro de las posibilidades. Una caída, un pinchazo, un despiste, somos humanos. Joder y el afán por los resultados que exigen nuestros padres/auspiciadores!

El ataque a la meta final se aproxima, ya no hay clasificatorias, ni puntajes, ni veinte puntos. Ya no hay padrinos que valgan, ni dolores, ni molestias, ni sobrecarga, ni estrés. La montaña está ahí reclamando su atención, es ahora, no mañana. Es el corredor, la bicicleta, sus piernas, el trabajo del año y sobre todo su entereza. (Madre mía, por qué no me preparé antes para correr esa milla extra).Comienza el ascenso, el puerto de montaña de categoría especial presenta cinco metas volantes, una a una dispuestas, todas escarpadas, todas individuales. No sólo hay que llegar, hay que llegar dentro de crono para no desclasificar, cada meta volante un nuevo comenzar. Los más fuertes aprovecharán el envión anímico que les inyecta alcanzar la primera y la segunda. Las piernas fallan, cambio de desarrollo, las dudas aumentan –me habré preparado lo suficiente?- y el jefe de filas que parecía un amigo se ha desprendido del grupo, dejó al equipo y cuan Lance Armstrong atacando el Alpe d´Huez, se ha olvidado de su escudero, del equipo y de lo difícil que es avanzar –por dios que cuesta avanzar-. El jefe de filas erigido en paladín de la montaña los espera para premiar o penalizar. Bajo cuatro llegas fuera de crono y estás out, con dos puntos más tienes el maillot jaune. El boss no tiene problemas para ofrendar o sacrificar, pero es ella, la montaña, la que sí os quiere devorar. Es que es la come piernas: BIENVENIDOS A LA ETAPA REINA!

jueves, 7 de febrero de 2008

Dakar?, no gracias

Dakar?, no gracias

Alegremente el Gobierno ha dado todo su apoyo político a la iniciativa de trasladar la carrera Paris-Dakar, en la que participan categorías de motos, autos y camiones, al desierto de Atacama. Asimismo, por los medios de prensa nos hemos enterado de lo importante que es cumplir con el cuaderno de cargos que la organización de la carrera exige para que pueda llevarse a cabo en Chile. Sin embargo, ello más que una decisión afortunada es en realidad una manifestación de una actitud poco meditada, que no ha apreciado en toda su dimensión la idea de realizar esta carrera en nuestro territorio y que, por el contrario, ha visto sólo el eventual beneficio económico que ella podría traer, beneficio que alcanzará sólo a los organizadores de la misma.
En efecto, aparentemente nadie se ha preguntado o parece no ser muy importante saberlo, cuanto contaminarán los vehículos que participaran en dicha actividad, sea compitiendo o como apoyo a la misma. Y aquí no me refiero sólo a las emisiones de todo tipo (gases, ruido, orgánicas, etc.), sino a las posibilidades de derrames, basura y destrucción del paisaje que pueden ocasionar.
Tampoco importa saber cual es el trazado, pues precisamente lo característico de esta carrera es que se realice a campo traviesa. Sin embargo, entre el desierto del Sahara y el de Atacama existe una diferencia geológica fundamental que hará que la carrera llevada a cabo en África del Norte provoque un pequeño impacto, frente al verdadero daño ambiental que dicho evento causará en Chile. En efecto, un desierto de dunas y arena cambia todos los días por efecto del viento, ello hace que las huellas de tanto vehículo desaparezcan de un momento a otro, ello provoca también el interés de la carrera en su versión original, pues el sentido de la orientación de los pilotos es fundamental. Por el contrario, el desierto de Atacama no tiene dichas características, por lo que las huellas del “Dakar” quedarán para siempre, perdiendo de paso el interés fundamental de la carrera, esto es, poder orientarse en un mar de dunas.
Dado que la carrera no tiene un trazado único ni definido, es muy probable que se lleve a cabo en sectores que sean parte o que se encuentren muy cerca de parques y reservas nacionales. Por lo tanto, si ello ocurre, pasando la carrera, por ejemplo, por el parque nacional Volcán Isluga o por el Llullaillaco, es una exigencia legal que dicha actividad se someta previamente al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental y obtenga su Resolución de Calificación Ambiental ante la COREMA. Si ello no se obtiene será una actividad ilegal.
Tampoco se ha considerado el muy probable impacto sobre sitios arqueológicos. En Chile no existe un catastro completo de todos los lugares de asentamiento y de entierro de los antiguos pobladores del norte del país, por lo que muy probablemente la carrera pasará sobre dichos lugares destruyéndolos. Los sitios arqueológicos están protegidos por la Ley de Monumentos Nacionales, por lo que cualquier intervención sobre los mismos debe ser autorizados por el Consejo de Monumentos.
A lo anterior se agrega que esta carrera pasará por muchos terrenos de propiedad privada, o en los que se realizan otras actividades, como la minería. Sería importante saber si la organización de la carrera contará con la autorización de todos y cada uno de los propietarios de dichos predios.
De todo lo anterior se desprende que la idea de llevar la carrera al norte de Chile no es una buena idea, pero aunque sus impulsores quisieran perseverar en ella deberían a lo menos cumplir y someterse a toda la legalidad vigente para esta clase de actividades. Si me preguntan por el Dakar en Atacama, yo les digo, no gracias prefiero el desierto tal como está.